11.2.05

MERCADOS: en busca de la singularidad perdida

Por Carlos Lossada **


El Mercado y la singularidad


"todo está en todos lados"


Podría ser la consigna de nuestra época, luego invocar la globalización.
¿Para qué más?
Nuestro porvenir de mercados ya estaría, de esta forma asegurado.
No se trata de lo que se produce, se trata de consumirlo. Ese es el paradigma del mercado global.
Consumir implica desde ya, eliminar una de las variables del mercado que supieron tensar los sistemas de intercambios, se elimina el valor de uso y conjuntamente con él, el valor de cambio se deprecia bajo la voluntad del consumo hasta reducirse al simple acto de adquirir.
Queda eliminado de esta forma, la equivalencia necesaria entre los valores de intercambio, que introducía un plus de circulación social que llamamos plusvalía y que Jacques Lacan supo elevar a un valor de goce. Razón por la cual, el trabajo de adquisición del saber no se torna equivalente al goce que el uso del saber produce si, por este uso, el ser hablante puede llegar a gastar ese saber. Un saber que no se gasta, que se acumula, productor de malestar y llegado el caso, sin valor en el mercado, una adquisición que se consume en su proceso por no llegar a participar de un valor de goce de intercambio, un goce en más no –pasando al discurso, el puro fracaso del plus de gozar (a) El objeto impuesto es el objeto técnico, su capacidad de funcionar como si se tratara de un falo, vacía al semblante de su capacidad operativa, sólo produce plus de goce de imitación.
Entonces, sí "todo está en todos lados" y su paradigma es el objeto técnico, con su presentación de semblantes vaciados de la operatoria significante-, ¿cómo situar una diferencia?
Un mínimo escalón, un pequeño escollo que origine un tropiezo.
¿Cómo encontrar una singularidad que descomplete a ese todo?
Un pequeño escollo que nos permita enunciar:

"no todo está en todos lados"

La salud mental y la eficacia del psicoanálisis
Honestamente debo decir que no me gusta el término "eficacia" y mucho menos si se refiere al psicoanálisis, el psicoanálisis sólo es eficaz al fallar a la eficacia, es un acto que se sostiene de lo que falla.
Pero lo que se soporta del gusto, y dado que el gusto es lo singular a ultranza, no puede universalizarse, entonces interroguemos su génesis lógica dentro del contexto del discurso, el discurso que habitamos.
El discurso del analista se realiza al introducir la falla en los aparatos de discurso que sostienen el cuerpo de lo social. Es un discurso que posee la misma estructura que el acto fallido. Un discurso que desbarata el semblante procurando la dimensión de un acto de decir, un acontecimiento del acto.
Desbarata los semblantes poniendo los S1 a decir-se. Desbaratar no es interpretar, tampoco es abolir, desbaratar se asemeja (para mi gusto) a irrumpir y desordenar, del mismo modo que se desbarata una defensa, no se la elimina, solamente se la agita un poco para que se oriente su potencia ordenadora.
El discurso del analista se realiza por lo que falla, sin embargo tiene sus efectos, no sólo los tiene sino que los asegura en la emergencia repentina de un real que está muy lejos de anular la ley y su aplicación bajo el modo de la norma, ya que realiza la norma y efectúa la ley vivificándola por el uso singular que alguien hace de ella.
Eleva la ley a la dignidad de su uso, la realiza efectuando la equivalencia de la ley con aquello que surge de su uso, el goce.
La eficacia de este acto no creo pueda ser adjudicada al psicoanálisis, al cuerpo de saber adquirido en la experiencia y que llamamos psicoanálisis, sino más bien al agente de ese acto. Y el agente de ese acto no es otra cosa que aquello que Jacques-Alain Miller indicaba recientemente al decir que "el analista es un objeto más en el mercado" y que debe estar disponible para ser usado según sea requerido. Dejar usar para producir en un decir que solo puede ser analizante en una experiencia de real.
Una experiencia de real, un pequeño escollo, un tropiezo que debele la singularidad propia de cada hablante.
Forma en que entiendo se efectúa la norma, se la eleva a la dignidad de su uso en el dispositivo hecho a la medida de su efectuación, un dispositivo que la alberga.
Recién ahora puedo reconciliarme con la eficacia, la eficacia del acto de palabra, del acto analítico por excelencia, del acto que para realizar lo necesario falla al saber.
Falla al saber del cuerpo adquirido y objetivado del semblante amo.
Es desde esta falla al saber que quizás podríamos abordar la eficacia del objeto analista en un mercado de consumo, queda muy alejado de estas lides el cuerpo de un saber que solo puede ser científico, aún cuando se elabore con lo que supone el saber del analista.
Para terminar quiero producir una nueva escansión en nuestra frase, introduciendo nuevamente una falla al saber.


"no todo en todos lados"
* Artículo aparecido en Revista Lazos/4 -Nueva Serie.
** Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP) - Miembro de la Escuela de la Orientación Lacaniana (EOL - Argentina). Autorizado por el autor para su publicación en www.hipermodernidad.blogspot.com

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