2.6.05

La memoria es necesaria mas no suficiente

Por Bejla Rubin de Goldman *

Juan Gelman en la triste tarea de recordar a sus desaparecidos, en uno de sus versos escribe "La memoria es una cajita / que revuelvo sin solución". Siendo así, romanticismo, nostalgia y memoria no son garantes del cambio de la posición del sujeto y menos aun de dar otra orientación a su vida. Jorge Semprún afirma que con tan solo homenajear a la memoria no alcanza para pensar que la experiencia concentracionaria no vuelva a repetirse. Entonces, es el acto, el Tat goethiano en la mirada de Lacan como corte y un nuevo anudado, el que podría orientar la historia y la vida de cada sujeto de otra manera. Acto que habla de voluntad política anudado con el síntoma como lazo fehaciente.
Semprún, sobreviviente de Buchenwald, miembro del PC español, orienta su enseñanza y transmisión en cuanto al Acto diciendo que el sujeto debe tener una capacidad de observación sobre las políticas de sus líderes, denunciando y reaccionando a tiempo, pues hasta un gobierno democrático no está exento de caer en formas de obrar totalitarias.
Otra vez la mirada, función de la misma, que alarme y despierte al cómodo sujeto en su repetición "memoriosa", regresiva e inútil. La mirada como alarma pues con ella puede el ser humano estar un poco más advertido de la maldad del otro, de su fanatismo, del aniquilamiento étnico, de esclavizar al semejante poniendo en acto la libertad de decisión, tanto para el bien como para el mal, siendo esa libertad de acción la condición del sujeto por ser humano que nada tiene que ver con una precondición divina.
Este es el aprendizaje que le dejó a Jorge Semprún el nazismo, descreyendo hoy de toda ideología, fracaso del comunismo incluida la política cubana y teniendo que aceptar a la globalización como una realidad fáctica, donde sus efectos son el hambre de los pobres siendo estas las nuevas formas de exterminio y segregación.
Política, economía y nuevos lazos debieran orientar a los sujetos y los gobiernos a la hora de sostener la condición humana para que la cultura tenga todavía algún asidero eficaz y no explote la barbarie pulsional que tanto cuesta domesticar. Siendo así, resulta interesante ver como la Francia de post-guerra contrata a un filósofo como Kojève a que trabaje en el Ministerio de Economía asesorando a su ministro. Es Kojève entonces, el que escribe un nuevo Plan de Reconstrucción Económica. Alguien que por cierto sabía de la dialéctica del Amo y del Esclavo en el análisis de la obra de Hegel.
Nos enfrentamos hoy en día con una política económica globalizada, donde al Amo no le interesa hacer vivir a sus esclavos, la explotación es a muerte ya que éstos son fácilmente intercambiables o desechables.
Tampoco es ingenua la posición fundamentalista dado que no acepta la diferencia y menos aún el acervo cultural del otro. Diríamos, no le interesa la cultura, es la brutalidad extrema con fines económico-políticos para nada ingenuos la que cunde disfrazados en lo religioso orientando a las masas, que cuanto más se las mantenga incultas, mejor trabajarán para sus Amos.
Los unos y los otros no sostienen el Reconocimiento del sujeto en su particularidad, Reconocimiento como término jurídico donde se le atribuye un valor a una persona o cosa. El Reconocimiento bajo ésta definición hace a la condición ética o política en cuanto al lazo con el semejante.
Bien, sobre este estado de cosas ¿qué lugar al psicoanálisis y cuáles son las voces de los intelectuales que se escuchan en el presente?
Haremos un contrapunto entre la Intelligentsia alemana de la República de Weimar con los intelectuales europeos de la actualidad.
Antes que nada diremos que se espera del sujeto, que si está en una posición analizante, debiera usar de su imaginario de otra manera, vestir la imagen reflejada del yo ahora con nuevos ropajes, sustraer toda sustancia gozosa, estar más advertido acerca de lo ilusorio de esa imagen sin dejar de usarla como lazo en el mundo dado que un nuevo reflejo como ganancia viste al sujeto por fuera del puro e inútil narcisismo y entonces, dejar al cuerpo libre de semejante carga – nos referimos al narcisismo- para poder operar con el cuerpo sin el peso de los ideales que no son más que ecos o resabios del Otro. Y entonces devenir cuerpo ya que sin él no habría imagen donde asentar al sujeto y su mundo. Cuerpo entonces distinto de organismo, que por cierto hoy está profundamente conmovido dado la posición servicial al Otro, ya sea el que nos confronta como mirada en el espejo, o ese Otro brutal llamado mercado de consumo. En esa batalla es donde se definirá el sujeto que padece de bulimia y anorexia. O gana la posición solitaria de su deseo, o la ganancia será para ese Otro que lo consume y lo pone a trabajar para su beneficio: cirugías estéticas en forma desmedida, dietas extremas haciendo del cuerpo una máquina perfecta y con proporciones exactas, modelos cual maniquíes humanos al servicio de la mirada despiadada del capitalismo salvaje y sus ecos sobre el discurso de ciencia. Objetos en fin que taponan la falta y embaucan, por un rato, la angustia y la castración tanto del sujeto como la del Otro.
En las antípodas de esa posición tenemos la definición y la construcción de un nuevo semblante que hace al reconocimiento de un sujeto en el final de su análisis, espejo caído entonces, un nuevo analista emerge con su causa puesta en el cuerpo liberado de sus síntomas, pero anudado a su synthome, fijeza decisiva en su no poder no ser eso sin ser eso, entonces deviene allí un partenaire incómodo para su analizante. Incomodidad por la falta de modelos idealizados, forzando a que el sujeto se tope con su propio reflejo, escandido, no-todo, goce abierto y femenino. La medida fálica lo hace hablar, la no medida lo hace gozar. Real ominoso que no perdona pues en cada vuelta barra la imagen, la que aún queda del Otro.
Ceñimos el nudo para obligar al sujeto a que deje de seguir negociando con su goce. Nudo apretado y sin escapatoria, o mira de frente su reflejo, vestimenta que embauque un poco a su dolor o de lo contrario será tragado por él. Se apuesta por una vestidura sin miriñaques que engloben e inflen la imagen, más bien que la aplane en dos dimensiones, escritura entonces hecha de una letra propia recuperada del goce pero a la vez no por fuera de él. Deshechos e hilachas construyen y tejen un nuevo imaginario junto a la anamorfosis cadavérica, pasto de los artistas que no le temen. El artista así franquea ese permiso de un goce femenino que lo pone a aceptar a ese Otro goce, no acotado, abierto e inédito.
Bien ahora nos preguntamos acerca de los intelectuales europeos ya que hoy en día nuevamente se toman de la vieja muletilla antisemita, intentando nombrar con ella lo innombrable: a lo judío como un real y su eterno retorno. ¿Cuál fue en cambio la posición de los intelectuales alemanes de la década del treinta y el impacto sobre ellos de los nuevos vientos hitlerianos?
Se basaban en los principios de Goethe y Schiller, proclamaban el Geist hegeliano, el espíritu alemán en defensa del concepto de Volk, Pueblo, en desmedro de lo völkish, populoso, masivo y despectivo. Así mismo se esperaba de ellos que bajasen de su torre de marfil para que su mirada oriente o delate la política reinante dado que estaban tomados por el arte, síntoma entonces, y con él develasen anticipadamente los nuevos vientos sociales.
El Geist en Hegel "radica en su infinita autodiferenciación en la conciencia anticipadora, como una vanguardia de la historia, siempre anticipándose al juego, y nunca bastante identificada con ningún hecho político o social" ( Anthony Phelan).
Estos intelectuales no idealizaban el antiguo estado guillermino. Se sostenían de la creencia en la unidad del Volk, poniendo en disyunción Geist de Macht, espíritu de poder. Y éste nos remite automáticamente al nazismo como una nueva manifestación de un Poder, pero esta vez totalitario. Ni bien esta nueva fuerza emerge de las tinieblas y encarna en la figura de su Canciller, se quema el Reichstag, no se aplica ya la Constitución de Weimar, Hitler opera con poderes plenipotenciarios y las voces de los intelectuales son acalladas. El movimiento de la Bauhaus se disuelve dado que todo aquello que evocase a cultura era sentenciado como peligroso o mala palabra.
En cambio las afirmaciones injuriantes de los intelectuales europeos hoy en día reflotando a "lo judío" como el mal de esta época otra vez, no hace peligrar ni poner en cruz al andar aligerado del Amo moderno: globalización, capitalismo salvaje, fundamentalismo, secuestros, pobreza, corrupción de la justicia, son apenas algunos de sus nuevos nombres.
Y con todo esto debemos operar y batallar los analistas, apropiarnos de la mirada hecha y lograda por el trabajo del propio análisis, síntoma recuperado entonces, enlazado con la política del mercado, donde en cada torsión, implicación del cuerpo vivo, deseante y expuesto, el analista debiera decir presente, dado que su acto está del lado del artista, creación solitaria, función del 1, sin Amos ni ideologías como garantes, construyendo así su propio semblant y éste atraviesa y pulveriza las teorías intelectuales que no son más que discursos Amos disfrazados.
Entonces, con el olvido y la caída del Otro se construye una nueva historia en las antípodas de la memoria como sostén al culto del padre muerto. Y en esa libertad como decisión del sujeto se reconoce el nacimiento de un nuevo héroe: solitario, impar y ciudadano.



* Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP) – Miembro de la Escuela de la Orientación Lacaniana (EOL). Texto autorizado por la autora para su publicación en www.hipermodernidad.blogspot.com

Bibliografía
Goldman R. de Bejla. "Nuevos nombres del trauma. Totalitarismo, shoah, globalización, fundamentalismo". Libros del Zorzal, Buenos Aires 2003.
Goldman R. de Bejla. "Anorexia y bulimia, un nuevo padecer". Editorial Lugar, Buenos Aires 2000.
Lacan, Jacques. "El Seminario, Libro XXV", (inédito).

Lacan, Jacques. "El Seminario, Libro XXVI, (inédito).