7.2.05

Función económica -libidinal- del cuerpo en la modernidad tardía *

Por Walter Leone **

Sin lugar a dudas los sucesos acaecidos en lo que se refiere a las transformaciones políticas, económicas y sociales durante el siglo XVII fueron aquellas que propiciaron el terreno para lo que denominaré una alteración de la función económica -libidinal- del cuerpo que luego desentrañará la modernidad tardía.
Efectivamente, a fines del siglo XVII es cuando se producirán ciertas alteraciones en lo que respecta a una mirada que, a partir de ese momento se centrará ya no en lo teocentrico, sino más bien en lo "terrenal"; una mirada hacia las ciencias ya que estas propiciarán la "eficacia" necesaria para el progreso científico.
El precursor de todo este movimiento fue Descartes en tanto su propuesta se centra en intentar descobijar la verdad con las ciencias. Se trata de reformular el saber, de ponerlo en tela de juicio para con el ejercicio de la razón producir una verdad. Estamos en los albores de un proyecto emancipado del pensamiento renacentista en tanto, de ahora en más, se obedecerá a un método de demostración puramente racional. Es así como el ser hablante es testigo del surgimiento del discurso de la ciencia, momento especial en el que sobreviene "un estruendo: la verdad misma ha comparecido entre los hombres, en medio del remolino de metáforas".
Es entonces como su pensamiento se esforzará una y otra vez en ofrecerle al sujeto cognoscente un ser en el pensar. Este ser legitimado a nivel de la conciencia aparecerá reflejado en sus "Reglas para la dirección de la mente". La claridad, precisión y distinción de las ideas que le posibilita el uso de la geometría y la matemática, esto es, el hecho de reducir al sujeto al mero acto de pensar, condujo a que inexorablemente excluya al cuerpo y todo lo que también le es propio: las pasiones.
Se tratará de un sujeto de la conciencia separado respecto del cuerpo, prolegómeno de una falla epistemo-somática que cobrará impulso y proseguirá con el devenir de la ciencia –dice Lacan- "sobre la relación de la medicina con el cuerpo". Es, precisamente, en este intersticio, en esta spaltung respecto de esta dualidad cuerpo/alma que el psicoanálisis surgirá a posteriori.
Esta exclusión del cuerpo y sus pasiones respecto del pensamiento será la marca inaugural de una alteración en la función económica –libidinal- del cuerpo a partir de la modernidad. En otras palabras, pondrá de manifiesto en el sujeto la forclusión de la dimensión del goce, de un cuerpo vivo que goza de su inconsciente.
Es así, también, cómo el ejercicio, la operatividad del cogito cartesiano obedece a una inevitable forclusión del cuerpo, del cuerpo del goce, del cuerpo y sus afectos.
El desarrollo en la época actual en lo que al uso de la tecnología se refiere conduce al inminente desencanto al que parece estar confinada la cultura. J-F. Lyotard plantea que este movimiento no es sin consecuencias ya que, por ejemplo "la verdadera apuesta a las investigaciones referidas a la fecundación, gestación, nacimiento (…) todas parecen converger en la misma meta: hacer al cuerpo (…) sustituible (…) por otro cuerpo". (1)
Carrera en torno al ideal de mathesis universalis que parece introducirse en, por ejemplo, un nuevo uso del lenguaje, un uso cognitivo del mismo. Es así como hoy "comunicar, ahorrar tiempo y dinero" son los nuevos "valiosos" emblemas enarbolados por las comunidades científicas empeñadas en la construcción –en tanto el desarrollo tecnológico es incesante-, de un lenguaje cognitivo. En otras palabras: "los medios de conocimiento se convierten en medios de producción y el capital aparece como el dispositivo más poderoso, si no el único, para realizar la complejidad alcanzada en el campo de los lenguajes cognitivos. El capital no gobierna el conocimiento de la realidad, pero da realidad al conocimiento". (2)


Hipermodernidad y hedonismo en los cuerpos
Jacques Lacan plantea en un escrito suyo de 1938, la inminente declinación de la imago paterna. Es una referencia muy interesante si queremos pensarla a partir de aquella función tal como se conceptualiza a nivel de Tótem y Tabú, en tanto construcción que Freud se permite inventar para ligarla a lo que las postrimerías del siglo XX y los albores de este nuevo siglo han flaqueado, a saber, la familia paternalista.
En Tótem y tabú –escrito de 1912-, se trata de pensar al padre como agente de la castración en tanto hay implícito allí una lógica universal un "para todos". De esta lógica se desprende que, por ejemplo, el plus de gozar es un efecto de la castración de goce que opera el lenguaje mismo anudado a un ideal, como por ejemplo el padre del Edipo, figura del Otro que semblanteó cierta consistencia durante un largo período de tiempo.
Este es un eslabón que nos permitirá pensar el tema de la caída de los ideales o, si se quiere, de la declinación de la imago paterna que anuncia Lacan en 1938.
Entonces, caída de las insignias del Otro, caída de los referentes simbólicos. Esta caída del referente simbólico implica que no es que no haya ideales, sino más bien que los mismos se encuentran multiplicados pero a diferencia de otros tiempos, no unificados en un todo.
Que no estén unificados en un todo quiere decir que no conforman un universal, entonces, la exigencia que impelen los mismos no van a estar localizadas en la función del padre como agente de la castración, sino más bien a una imperativo de goce, una exigencia desregulada que conlleva a una enrancia, un extravío del goce.
Si el goce no está regulado al padre como agente de la castración, esto no es sin consecuencias para el sujeto, que quedará expuesto a modos de gozar derivados del plus de goce y no del Otro. Nos comenzamos a alejar a partir de aquí de un goce del sujeto tramitado por el cuerpo del Otro. Se tratará de modos de goce Uno, goce solitario, autista, que produce estragos.
Lo que se conoce como nuevas formas del síntoma alude a esta cuestión: la toxicomanía –donde puede evidenciarse la forclusión de la castración en la ruptura del sujeto con su pequeño hace pi-pí, en la bulimia o la anorexia, donde el deseo de la madre –aquel que Lacan plantea en el Seminario XVII- se hace omnipresente. Patologías derivadas de estos tiempos que J-A Miller escribió con el matema I(A/) y definió como lo que queda del ideal cuando todo desaparece, es decir el ideal sin resto, el ideal sin sistema, desparejado, deshermanado. (3)
Entonces la declinación de la imago paterna tiene que ver con este estatuto que en el Otro no funciona como antes. No es que la función paterna no funcione –tal el caso de las psicosis-, sino que se advierte que es un semblante donde ya no se encuentra la consistencia imaginaria del padre edípico en el lugar del Otro. Encontramos en su lugar versiones muy variadas del Otro que a su vez se recubren con una consistencia imaginaria.
Si el ideal ha declinado, lo que vemos aparecer consecuentemente es un sujeto lanzado a la caza del plus de gozar. Los ideales no han desaparecido, se multiplican cada vez más pero estos no hallarán su referencia a un todo, sino al plus de goce. Con lo cual esto no produce lazo social, muy por el contrario, el sujeto queda excluido de la posibilidad de hacer lazo. Se goza, entonces, autísticamente.
Esto nos introduce de lleno a la cuestión del capitalismo como aquel falso discurso que Lacan promueve en una conferencia dictada en Milán en 1972. Cuando Lacan lo presenta no lo hace para mostrarnos una permutación más de los cuatro ya enunciados, sino para alertarnos sobre una variación con relación al goce. Tenemos por un lado que la proporción izquierda aparece alterada, el $ está en el lugar del agente y el S1 en el lugar de la verdad. La proporción del lado derecho no sufre alteración alguna. Por otro lado, tenemos que los vectores no se orientan del mismo modo. Se establece una circularidad en forma de bucle con lo cual la doble barra desaparece y lo que tenemos es un intento de cópula entre el sujeto y el objeto.
Esta alteración, respecto de la primera proporción izquierda del discurso amo, implica que el sujeto ($) al estar en el lugar del consumidor (lugar del agente); sometido, comandado por la crueldad de un S1 (lugar de la verdad), trabaja (S2) para el mercado; produciendo objetos (a) que intentan obturar el vacío de su división ($).Se introduce el derecho al goce bajo la ilusión del encuentro con el objeto apto para la satisfacción inmediata, a saber: la novedad del objeto prêt-à-porter, listo para consumir. La decadencia de la imago paterna forjada con la modernidad promueve sujetos divorciados del falo, inmersos en el desvarío del goce sin medida fálica, solitariamente recluidos en concubinato con objetos autísticos de goce. Lacan dice que el discurso capitalista forcluye la castración y las cosas del amor. En este sentido, puntuaré algo respecto de la segregación. Hay una segregación que es estructural, esto es: el aparatamiento del sujeto respecto del discurso amo implica ya segregación, segregación de goce. Segregación estructural que viabiliza el alojamiento del sujeto en el discurso, posibilitando el lazo social con otros.
¿Qué decir respecto de la segregación en la época del desfallecimiento del Otro? En primer lugar, Lacan en la conferencia "Discurso de clausura sobre la psicosis en el niño", dice respecto del ascenso del significante "mercado común" que "es el problema más candente de nuestra época, en tanto que es la primera en experimentar el cuestionamiento de todas las estructuras sociales por el progreso de la ciencia (…) Tan lejos como se extenderá nuestro universo, vamos a tener que vérnosla y de manera cada vez más urgente con la segregación".
Crisis del significante amo, prolegómeno –según Eric Laurent- de "la forma actual de la civilización, perfectamente compatible con el caos".
La segregación que notamos cada vez más en nuestra época tiene que ver con lo que el falso discurso capitalista produce: ruptura del lazo social, forclusión de la castración, entonces, el cinismo y el odio al semejante imperan, haciéndose cada vez más notorio en el tiempo que nos toca vivir. Imposibilidad de soportar la diferencia. La segregación –tal como la entendemos aquí-, se produce en tanto resulta insoportable soportar la diferencia con el otro, el semejante.
Entonces, se trata de la pérdida del estatuto del ser hablante para caer –nos recuerda Ana Ruth Najles- "en el estatuto de objeto de manipulación por parte del mercado, objeto plus de goce homologable a cualquier objeto producido por la tecnología". (4)
Esta segregación aparece cada vez más fuertemente sostenida en tanto se trata de la reintroducción en lo real de lo diferente. Lo que se ha forcluido es la diferencia, con lo cual aparece crudamente en lo real, en esta homogenización científica tramada por una política de mercados comunes. Mercado común, "para todos el mismo goce", equivale a decir forclusión de la diferencia y reintroducción de la misma en lo real. Se trata también –nos recuerda esta autora-, de la segregación de la muerte, la castración. Cuestión que se hace presente en el día a día con la exclusión de que "no hay posibilidad de saberlo todo", "no hay posibilidad de tenerlo todo", "no hay posibilidad de decirlo todo", "no hay posibilidad de gozar de todo" (5); esto es segregar la castración, segregar la muerte. Podemos reparar ahora sobre la afirmación de Jacques Lacan: "el niño generalizado".
Lacan homologa responsabilidad y castigo y afirma en uno de sus escritos que "esta es una característica esencial de la idea del hombre que prevalece en una sociedad dada". También dice que "una civilización cuyos ideales son cada vez más utilitarios ya no puede conocer nada de la significación expiatoria del castigo".
Esto quiere decir que el sujeto responsable es aquel que puede responsabilizarse de sus actos. Cuando Freud define a la sociedad la hace a partir del mito de Tótem y Tabú: un crimen primordial en el origen de la ley. El mismo enuncia: todos culpables. Dice Miller es la respuesta mítica al yo me siento responsable de no sé qué; la respuesta de la muerte del padre.(6) Este planteo es a raíz de lo que Lacan enuncia en "La cosa freudiana o sentido del retorno a Freud", a saber, deuda simbólica de la que el sujeto es responsable como sujeto de la palabra. Entonces, de la culpabilidad a la responsabilidad. Sentimiento inconsciente de culpabilidad como patología esencial del sujeto, fundamento del lazo social entre los hombres.
El niño generalizado implica todo lo contrario. Nuestra sociedad se caracteriza por estos ideales cada vez más utilitarios, cada vez más desligados al padre y al Complejo de Edipo, alejados de esta trama en la que subyace el padre como agente de la castración.
En el extremo de todo esto respecto de lo social tenemos eutanasia, control de la natalidad, tráfico ilegal de órganos, eugenesia, cirugía estética… clonación; son algunos ejemplos de lo que cada vez más se hará presente en estos tiempos hipermodernos que se avecinan en post de lo que se le propone al ser hablante en la actualidad: identificarse al consumidor y mientras este proceso sigue su curso, el cuerpo –asiento del goce-, se halla más propenso a su despedazamiento para el intercambio. Por ejemplo, el ideal de los padres respecto de sus hijos se halla cada vez más despedazado por el discurso capitalista. Se pierde este lugar privilegiado de los padres respectos de sus hijos, para pasar a ser estos niños, objetos del intercambio. Entonces, vemos por ejemplo el fenómeno social que se está produciendo en algunos países por el momento más que en otros: secuestro de niños para ser vendidos a otras personas a los fines de ejercer la prostitución, la pornografía infantil. Laurent advierte que "es necesaria la declinación del padre para que el parricidio no interese más y ponga en primer plano al niño maltratado. Es necesaria la abundancia para que las epidemias anorexia-bulimia tengan lugar a escala masiva y más globalmente se desencadenen adicciones de todo tipo".(7)
Caos reinante que procede de las "desregulaciones a las que están sometidas todas la sociedades políticas concretas, que en otros tiempos eran pedazos del orden del mundo". (8) Era de la globalización, que acarrea la fuga del significante amo indispensable para "leer un escrito".
Eric Laurent ubica, entonces, en la época actual un doble movimiento, aquel que tiene que ver con un empuje a la inconsistencia y por otro lado un empuje al todo. El primero de ellos derivado de la incesante búsqueda de los mercados "del significante amo que no encuentran". Entonces tenemos decepciones que abundan, por ejemplo, a nivel de los "directores de bancos centrales, gabinetes de auditoría", etc. (9), todos ellos alcanzados por la sospecha. Por otro lado, tenemos el empuje al todo denotado en el éxtasis del goce que para Laurent siempre brindó a la civilización la ocasión para experimentar la presencia de un Dios-todo: "Lo que muestra la existencia de Dios para el sujeto moderno, es la sobredosis. En la presencia en él del éxtasis, el sujeto experimenta la presencia del Otro. Entonces cree allí. Sabemos (…) que el sujeto prefiere su goce antes que su auto-conservación y que el narcisismo no es una barrera contra la pulsión de muerte. El sujeto puede elegir "darse muerte" de maneras diversas". (10) No sólo podemos ubicar esto en los toxicómanos adictos a las drogas duras, sino también, por ejemplo, en el trabajo compulsivo, la fascinación por el peligro. Todas ellas "manifestaciones de la búsqueda de la presencia del Otro en nosotros" (11), donde la pulsión de muerte revela un horizonte: la muerte. Tiempos hipermodernos que nos toca vivir donde el hedonismo de los cuerpos está cada vez menos ligado al principio del placer y si ceñido a su más allá.


* Autorizado por el autor para su publicación en www.hipermodernidad.blogspot.com
** Adherente de la Escuela de la Orientación Lacaniana Sección Rosario (EOL - Argentina)

Notas
1. J-F. Lyotard. "Lo inhumano". Editorial Manantial.
2. Idem (1).
3. J-A. Miller. "El Otro que no existe y sus comité de ética". Inédito.
4. Ana Ruth Najles. "El niño globalizado". Editorial Plural.
5. Idem (4).
6. Idem (3).
7. Eric Laurent. "Ciudades analíticas". Editorial Tres Haches.
8. Idem (7).
9. Idem (7).
10. Idem (7).
11. idem (7).


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