9.3.05

Cuerpo y erótica del padre en la perè-version enlazada a la perversión

Por Walter Leone *


El cuerpo se introduce en la economía
del goce por la imagen del cuerpo.

Jacques Lacan
"La Tercera"


Cuerpo y versión del padre enlazada a la perversión será el tema a desarrollar.
La perversión, se presenta como un modo de suplir el vacío estructural. ¿Qué decir del parlètre que ante la falta a nivel de la estructura responde de esta manera? Para contestar este interrogante diré a modo de introito que el sujeto es respuesta de lo real y también que allí se pondrá en juego una elección forzada. Por otro lado, hablar de parlètre es plantear la noción de sujeto más el cuerpo y, por lo tanto, remite a un período de Lacan donde predomina lo real en su enseñanza. Siguiendo en esta línea, de lo que se trata es de un cuerpo afectado a una condición de goce.


Lo imaginario como forma
Lacan aborda el tema del cuerpo en el Seminario I a partir de lo que se conoce como el esquema óptico. Allí, el jarrón que está por debajo y dentro de la caja corresponde al registro de lo Real, lo Imaginario se da a nivel de la imagen real y la imagen virtual. Finalmente, lo Simbólico en el espejo plano, A, Otro. Depende de como esté ubicado el ojo es que lo imaginario, la forma del cuerpo se constituye. Lo nodular de la experiencia es colocar el espejo plano para poder ver la imagen virtual de la imagen real. En la imagen real vamos a tener un yo corporal –cuerpo propio o sentimiento de sí para Freud-, mientras que en la imagen virtual de la imagen real tendremos un yo libidinal que coloca al sujeto, dice Lacan, en relación imaginaria y libidinal con el mundo en general; a lo que agrega: en efecto, de eso se trata: de la relación entre la constitución de la realidad y la forma del cuerpo. (1)
El nuevo acto psíquico que formula Freud tiene que ver para Lacan con aquel momento particular en el cual el sujeto se anticipa a la maduración por intermedio de una Gestalt; cito: una exterioridad donde sin duda esa forma es más constituyente que constituida [que] simboliza la permanencia mental del yo al mismo tiempo que prefigura su destinación enajenadora; e insiste: la sola visión de la forma total del cuerpo humano brinda al sujeto un dominio imaginario de su cuerpo, prematuro respecto al dominio real (…) Es ésta la aventura imaginaria por la cual el hombre, por vez primera, experimenta que él se ve, se refleja y se concibe como distinto, otro de lo que él es: dimensión esencial de lo humano, que estructura el conjunto de su vida fantasmática. (2)

Más allá de lo especular
¿Dónde ubicar el goce en el Estadio del espejo? Precisamente, cuando en dicha experiencia el sujeto que se adelanta a la maduración expresa cierto júbilo. Para M. H. Brousse, el júbilo puede leerse como un signo de goce. Cabría decir que es anterior al goce del cuerpo imaginario tal como Lacan lo formula una vez puesto en juego el estadio del espejo que posibilita al sujeto la constitución del yo. Entonces, el cuerpo se introduce en la economía del goce por la imagen del cuerpo. (3)
A partir de que el sujeto constituye la forma corporal el conjunto de su vida fantasmática se estructura. Tomado por lo simbólico y lo imaginario se da un cuerpo y también constituye allí su realidad fantasmática, su complemento de ser. Éste, involucra al objeto "a". La referencia a Miller es inevitable: sólo concuerdan con el sujeto del significante perdiendo toda sustancialidad, a condición de estar centrados por un vacío: el de la castración. En cuanto son oral, anal, escópico, vocal, los objetos rodean un vacío y es por ello que lo encarnan de diversas formas (...) Están especificados de alguna materia (…) en tanto vacía. Y es por esto que el objeto "a" es (...) una función lógica, una consistencia del cuerpo bajo la forma de diversos desechos. (4)
El sujeto se fabrica un ser de goce y notamos cómo se articula el cuerpo en los tres registros: Simbólico –el significante "marca" al organismo-; Imaginario –en tanto de lo que se trata en definitiva es de una consistencia corporal- y Real porque el organismo al ser afectado por esa primera marca que introduce el significante, constituye a lo real como imposible instituyendo, al mismo tiempo, un cuerpo mortificado por el significante. Hay evacuación de goce pero también la emergencia en términos pulsionales de un plus.
Recordemos cómo Lacan presenta el discurso amo, constitutivo del inconsciente. En primer lugar plantea cuatro lugares que siempre permanecen fijos. Así, en la primera proporción izquierda tenemos en el numerador el lugar del agente y en el denominador el lugar de la verdad. En la segunda proporción, en el numerador el lugar del Otro y en el denominador el de la pérdida o la producción. Los matemas son aquellos que irán circulando en torno a las agujas del reloj para formar los otros discursos restantes: el discurso histérico, el discurso del analista y el discurso universitario: cuatro modalidades de tramitación del goce que posibilitan el lazo entre seres hablantes.
En el discurso amo -que es el que nos compete en este caso-, tenemos en el numerador de la primera proporción al S1, en el denominador al $.

S1 / $

En la segunda proporción, al S2 en el lugar del Otro y al a en el denominador.

S2 / a

Hay tres vectores que determinan el sentido de circulación de los matemas.
El primero, parte del lugar de la verdad donde se halla $ hacia arriba, lugar del agente y que encontramos el matema S1. Siguiendo este sentido, el segundo vector va del lugar del agente -S1-, al lugar del Otro, S2.
Por último, el vector que irá desde el lugar del Otro, S2 al lugar de la producción o de la pérdida, a. Hay una doble barra entre el denominador de la primera proporción -lugar de la verdad donde se aloja el sujeto, $- y el denominador de la segunda proporción -lugar de la producción o de la pérdida donde se aloja el a. Esa doble barra allí está para indicar la no relación entre ambos términos:

$ // a

Por otro lado, ambos términos en cuestión son los que conforman el matema del fantasma:

$ <> a

El discurso amo connota una operación por la cual el viviente se da un cuerpo. Esto involucra al S1 en tanto primera marca que recibe el sujeto –gloria de la marca para Lacan- y también al objeto a como producción de un plus de gozar.
En este sentido, ante la falta a nivel de la estructura, que es falta de goce, el sujeto se crea un modo de gozar y también se inventa un Otro que sería causa de su Ser, S2. Puede deducirse cómo para Lacan este matema que escribe S(A/) da cuenta de aquello que posibilitará que el ser hablante pueda apropiarse del campo del Otro.
El S1 viene a representar al $, es marca que hace surgir al mismo, lo que permite pensar al sujeto como respuesta de lo real. El S1 es el significante que interviene sobre el S2. Aquello que representa al sujeto -S1- es lo que viene al lugar de la falta de significante para nombrar el goce. El sujeto se hace representar por ese significante y a partir de allí inventa un Otro causa de su ser, S2.
La alienación implícita en esta operación da cuenta de una evacuación: se produce un vaciamiento de goce del cuerpo. Debido a que la evacuación es insuficiente, algo retorna a nivel del objeto a como plus de gozar puesto en evidencia en la repetición. El sujeto se inventa un Otro gozador. La división subjetiva que de ella se desprende afectará al cuerpo de una manera particular en tanto la repetición resonará en términos de pulsión: entrada de lo pulsional que permite pensar el campo del goce posibilitando la relación con los objetos.
Goce, no obstante, regulado, tramitado. Modo de gozar del ser hablante que involucra al cuerpo porque para gozar se necesita un cuerpo. Es por ello que Miller plantea que se trata del sujeto más un cuerpo afectado a una condición de goce.

La perè-version del padre
El cuerpo queda afectado a una consistencia corporal dada por lo pulsional y a una versión del padre, la perè-version del padre que viene a aparejar con lo vivo del cuerpo así definido (5), regulando el goce del cuerpo.
Tenemos entonces al S1 en tanto versión del padre y al a como consistencia corporal; pareja de términos que aluden al núcleo de goce del síntoma.
Que regule el goce del cuerpo significa que el padre es tomado como función, y esto supone un modelo: una existencia singular, un uso del goce particular. (6)
De esta modalidad de goce da cuenta el fantasma: la estructura de este matema, entraña la lógica de la père-version del padre.
El losange en el matema del fantasma está allí para designar una relación lógica entre ambos. Relación en la cual el sujeto se propone como objeto para el Otro, a nivel oral, anal, escópico e invocante. Cito: las pulsiones, eso es el eco en el cuerpo del hecho de que hay un decir, pero que este decir, para que resuene, para que consuene (…) es preciso que el cuerpo sea allí sensible, y que lo es, es un hecho. Esto en porque el cuerpo tiene algunos orificios… (7) Restos donde lo pulsional consuena al modo de un eco en el cuerpo.
El fantasma también tiene una función de marco porque vela lo real. También da cuenta de un rasgo perverso, en el sentido de que entraña una posición masoquista estructural en el ser hablante. Cuota de masoquismo universal en el parlètre que goza del dolor y se satisface allí: poniendo de manifiesto en el sujeto el lugar de objeto que es para el Otro.
La versión del padre sustentada en la neurosis da cuenta de que hay allí un sujeto que padece, sosteniendo en su condición de goce un amor incondicional a una erotizada versión del Padre.
La noción de perè-versión que se desprende en este período de Lacan puede abordarse en el Seminario XXII RSI donde trabaja la noción del padre-síntoma, cito: Un padre sólo tiene derecho al respeto y al amor si el dicho respeto es (…) perè-versement orientado, es decir que hace de una mujer objeto a que causa su deseo. (8)
Mediación ubicada aquí por Lacan en tanto que puede hacer de una mujer la causa de su deseo, dando una versión del objeto: se trata de lo vivo del Padre, de un padre deseante y en tanto deseante es un padre-síntoma.
La formulación del padre perè-versamente orientado lo introduce para dar cuenta de una "versión del padre" que va de suyo con la noción de modelo de la función: se trata de una función que hace excepción produciendo un orden, una mediación en la estructura. Lugar vacío de la función ejercido por alguien que puede no funcionar bien. Javier Aramburu plantea respecto de esto la "versión del padre" que Freud da en Tótem y tabú y la "versión del padre" muerto. En el primero hay un mal funcionamiento de la excepción -padre muerto/vivo que vira al padre gozador, padre imaginario. En el segundo, padre muerto, padre simbólico, no es un buen modelo ya que es un padre que no dice nada, un padre impotente.
El modelo será el del padre real, operador de la castración. Padre dador que puede hacer de una mujer la causa de su deseo. Padre-síntoma, ubicado del lado de un medio decir.

Lo Imaginario como consistencia
La idea de imaginario como consistencia alude a la idea del cuerpo como un saco, donde el papel de los orificios del cuerpo aluden al objeto a en tanto consistencia corporal. Esta cuestión del objeto a como consistencia corporal hay que reflexionarla sobre la base de un cuerpo que cuando es atribuido al sujeto, no es sin el precio de la castración.
También hay que despejar la idea del objeto a como consistencia lógica, que va de suyo con aquello a lo cual se arriba mediante la experiencia analítica: caída de las identificaciones que marcaron al sujeto que producen un efecto de reducción. Recorrido que posibilita el análisis e implica la caída de los significantes amos que determinaron al sujeto, con lo cual, lo que al final obtendremos -a partir del trabajo de desciframiento- es una realización del inconsciente, una reducción de los significantes a la letra y al objeto "a" en su puro valor de goce: lo que hace insignia. En esta operación, ¿qué lugar para el imaginario a nivel del nudo? ¿Qué ocurre a nivel del cuerpo, del imaginario como consistencia en ese sujeto que llega al final de un análisis? Lo que ocurre, dice Lacan, es que se pone en juego un "saber hacer con", que tiene que ver con un saber-hacer con su imagen, un saber manipular, desenredar el síntoma. (9)
Lo que finalmente acontece con la identificación al síntoma es una identificación al cuerpo, es algo tan evidente, que funciona como abrochamiento del lado de la consistencia imaginaria. (10)

La perè-versión del padre en la perversión
Para reflexionar sobre la cuestión de la perè-version del padre en la perversión resulta útil retomar el Seminario IV de Lacan sobre "La relación de objeto". Allí, aborda el tema de la perversión retomando el caso de la joven homosexual para poner en evidencia la relación del sujeto respecto de la falta. A la secundariedad del relato en sí que leemos en el texto de Freud en cuestión, antecede al modo sui un suceso acontecido cuando la madre de esta niña da a luz a un varón que tuvo con el padre de esta joven paciente de Freud. Lacan, afirma que lo que se produce es una decepción, respecto del padre. En términos freudianos, ella esperaba un hijo del padre que es dado a la madre. Lacan recurre al esquema lambda para ahondar en las particularidades de esta decepción y posterior posición subjetiva de la paciente. En dicho esquema -planteado en el Seminario II-, se dispone de la pareja de términos imaginarios y la pareja de términos simbólicos. La primera alude al vector imaginario a-a´ y la segunda, el vector simbólico -en cruz respecto del anterior-, a la relación del sujeto con el Otro: S-A (Otro, Autre).
Siguiendo los lineamientos de Miller del curso "De la naturaleza de los semblantes", Lacan en el Seminario IV introducirá en cada uno de los lugares los términos en cuestión en el caso de la joven homosexual.
Respecto del vector simbólico, en el lugar del sujeto coloca la madre (imaginaria) y en el lugar del Otro, al padre simbólico -tenemos los dos primeros elementos simbólicos del esquema-, en el lugar de , el otro, el niño real y en el lugar de a (yo), el pene imaginario -segundos dos elementos, esta vez imaginarios del esquema.
Entonces, el lugar del sujeto –S- tenemos a la madre imaginaria que ella se cree y de la cual espera un hijo del padre simbólico, aquel que puede cumplir el don fálico. Del lado del objeto se tratará del niño en cuestión en tanto pene imaginario.
Miller señala que el objeto a destacar en el que se reúnen estos valores esenciales es el niño en tanto equivalente del falo: Niño ? Falo.
Armazón que se desarma cuando sucede lo dicho anteriormente acerca de la madre de la niña que da a luz a un hijo varón del padre de la joven.
Se produce una situación en la cual al sujeto queda confrontado con el vacío, remediándose posteriormente cuando coloca en el lugar del objeto -antes el niño real- a la Dama, en el lugar del sujeto a la joven que cuida galantemente de ella. En el lugar del padre simbólico aparece el falo simbólico y donde antes, a nivel del a (del yo), el pene imaginario, ahora aparece el padre imaginario.
Se aprecia cómo hay un desplazamiento respecto del inicio: el padre simbólico -antes en el lugar del Otro-, ahora es reconducido al vector imaginario como padre imaginario. En esto se centra la relación perversa para Lacan a esta altura de su enseñanza: desplazamiento de la versión del padre que vira de la posición simbólica -el padre en un primer momento aparece como aquel que puede vehiculizar el Don, en tanto don de una falta-, a una suerte de desestimación que lo reconduce al vector imaginario.
Por otro lado, la relación al falo también se modifica respecto del primer esquema. En un primer momento el falo aparece como imaginario en tanto equivale al niño que espera ella del padre en tanto falo imaginario. En el segundo momento, el falo se desplaza al lugar del Otro –vector simbólico-, como falo simbólico puesto en evidencia en el hecho de que la sujeto puede dar su amor, a saber, le indica el papel de lo que debería hacer este padre respecto de una mujer.
Lacan señala que cuando se trata de una perversión, la dimensión imaginaria se muestra predominante. Se trata de lo que el fantasma monta: una escena donde el sujeto llega a representarse. Lo que ocurre en el fantasma perverso, es una reducción simbólica que ha eliminado progresivamente toda la estructura subjetiva de la situación para dejar subsistir tan solo un residuo, completamente desubjetivado (…) que conserva toda la carga de lo que en el Otro constituye la estructura articulada en la cual el sujeto está implicado. (11) Efectivamente, los elementos están pero su relación intersubjetiva se ha perdido.
Si seguimos atentamente esta reflexión de Lacan e intentamos articularla al primer paradigma del goce -puntuado por Jacques-Alain Miller-, podemos ver cómo en este momento de la enseñanza de Lacan se trata de la imaginarización del goce: de un goce estancado, inerte; cito a Lacan: Con el fantasma nos encontramos ante algo (…) que fija, reduce al estado de lo instantáneo el curso de la memoria, detenido así en aquel punto llamado recuerdo pantalla. Piensen en un movimiento cinematográfico que se desarrolla rápidamente y se detiene de pronto en un punto, inmovilizando a todos los personajes. Esta instantaneidad es característica de la reducción de la escena plena, significante (…) a lo que se inmoviliza en el fantasma, quedando éste cargado con todos los valores eróticos… (12) Jirones, pizcas, restos pulsionales de los cuales da cuenta el fantasma. Miller puntúa: El productor de ese goce perdido es la repetición de la marca significante en los límites del cuerpo, las contingencias corporales dan sustancia a ese lugar que sólo tiene consistencia para el sujeto en tanto lugar lógico, lo que permite que el padre real venga a tomar sustancia de goce por el fantasma. Si eso toma valor sexual es sólo porque a esa apariencia corporal, residual, le es coordinado el falo como Nombre-del-Padre. (13)
Giramos en torno a aquello que viene al lugar del vacío a nivel de la estructura, esto es "no hay relación sexual", lo que es lo mismo: no hay un significante para nombrar a La Mujer. La versión del padre en el fantasma pone de manifiesto el modo en que el sujeto deniega una inexistencia, a saber, no existe un significante para nombrar a La Mujer. En la neurosis y en la perversión la denegación es claramente diferente porque la escena fantasmática en la primera se acentúa en relación al sujeto del deseo: el fantasma se sostiene del deseo y el sujeto se identifica a un objeto oral, anal, escópico e invocante cuando él mismo se desvanece ante los significantes de la demanda del Otro. En la perversión, el objeto está en lugar del sujeto haciéndose instrumento, objeto de goce del Otro, mediado por la voluntad de goce.
La elección del sujeto en torno a la perversión refiere a que reniega de la castración haciendo del Otro un Otro del goce, entregándose a su voluntad para restaurarle sus objetos y hacer de él un Otro completo vía el goce del Otro. Asume su deseo como voluntad de goce. Hace existir el Otro a partir del goce que le da y así mantener el saber de su lado acompañado de la certeza de su goce. Se hace instrumento del goce del Otro al que se entrega sin ambages.
Tanto en la neurosis como en la psicosis lo negado retorna de modo diferente: en lo simbólico mismo para la neurosis y en lo real para la psicosis. En la perversión nos encontramos con un mecanismo de defensa señalado por Freud como renegación. Esta alude a que hay admisión en lo simbólico de la castración pero su retorno es a nivel del fetiche, por ejemplo. Cabe reflexionar, entonces, si este retorno es a nivel de lo imaginario.
Miller señala que el perverso es aquel que se consagra a obturar ese agujero en el Otro, (14) mediante el acto perverso, transformando la inconsistencia del Otro en incompletud imaginaria. Para el perverso su razón de ser está en, una y otra vez, reintegrarle al Otro el goce que le ha sido sustraído. Suplencia en acto: restituye los objetos plus de goce en el Otro.
Lacan, a partir de la única clase del denominado Seminario inexistente sobre Los nombres del padre comienza a perfilar paulatinamente un desplazamiento de la primacía simbólica del Nombre del Padre hacia su pluralización, esto es: cualquier significante puede venir al lugar de éste y operar al modo de suplencia.
Con la definición del padre en el Seminario RSI se tratará de ahora en más de un padre-síntoma, un padre que hace de una mujer la causa de su deseo, un padre deseante, un padre vivo que ha adquirido para sí a una mujer para hacerles hijos y que, los quiera o no, prodigue a éstos sus cuidados paternales. Esto atañe a la perè-versión en tanto versión del padre que da lugar a la neurosis.
Cuando en esta misma clase del Seminario puntúa que no hay nada peor que el padre que profiere la ley sobre todo (15), un padre que se retira de todos los magisterios, se refiere a lo característico de la psicosis que remite indudablemente a una verdadera desposesión primitiva del significante, ese significante que en la neurosis, privilegiadamente, viene al lugar del vacío propio de la estructura.
Tal vez la hipótesis posible para reflexionar acerca de la perè-versión en tanto versión del padre enlazada a la perversión sea aquella de un padre desestimado. Falla del semblante paterno: perè-versión del padre en tanto versión que produce una elección por parte del sujeto de la puesta en escena de un fantasma donde allí, él mismo, es instrumento que fuerza la entrada del objeto irrepresentable en el campo del Otro.
Cuerpo y erótica del padre en la perè-version enlazada a la perversión donde el sujeto, de este modo, haría existir a La mujer completando a la madre con el falo.

** Adherente de la Escuela de la Orientación Lacaniana Sección Rosario (EOL - Argentina)

Autorizado por el autor para su publicación en www.hipermodernidad.blogspot.com


Notas
1. Lacan, Jacques: Seminario I "Los escritos técnicos de Freud". Editorial Paidós. Pág. 191.
2. Idem. (1).
3. Lacan, Jacques: Intervenciones y textos, "La tercera". Editorial Manantial. Pág. 91.
4. Miller, Jacques-Alain. Colección Orientación Lacaniana, "Lacan y la voz". Edita EOL. Pág.12 y 13.
5. Laurent, Eric: "El modelo y la excepción". Página 3. Colección Diva Nº8.
6. Idem (5).
7. Lacan, Jacques: Seminario XXIII, "El síntoma". Clase del 18 de noviembre de 1975. Inédito.
8. Lacan, Jacques: Semiario "RSI". Clase del 21 de enero de 1975. Inédito.
9. Laurent, Eric: "Usos actuales de la clínica". Conferencia. Pág. 42. Editorial Paidós..
10. Idem (9).
11. Lacan, Jacques: Seminario IV "Las relaciones de objeto". Pág. 121. Editorial Paidós.
12. Idem (11)
13. Miller, Jacques-Alain: "La a experiencia de lo real en la cura psicoanalítica". Ed. Paidós. Pág. 226.
14. Miller, Jacques-Alain: "Elucidación de Lacan". Editorial Paidós.
15. Lacan, Jacques. Seminario XXII. "RSI". Clase del 21de enero de 1975. Inédito.


Bibliografía
Lacan, Jacques
- Seminario IV. "Las relaciones de objeto". Editorial Paidós.
- Seminario XXII. "RSI". Inédito.
- Seminario XXIII. "El síntoma". Inédito.
- Intervenciones y textos. "La tercera". Editorial Manantial.

Miller, Jacques-Alain
- "Elucidación de Lacan". Editorial EOL-Paidós.
- "La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica". Editorial Paidós.
- "De la naturaleza de los semblantes". Editorial Paidós.

Laurent, Eric
- "Usos actuales de la clínica. Conferencia. IXº Jornadas Anuales de la EOL. Colección Orientación Lacaniana. Editorial Paidós.
Aramburu, Javier
- "El deseo del analista". Editorial Tres Haches.


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