10.3.05

Interrogar a la Ciencia

Por Adriana Abeles *

Planteo un recorrido en relación a la consideración de una de las variables de las que depende la continuidad del psicoanálisis en el siglo XXI: la posición del psicoanálisis respecto de la ciencia.
A partir de la consideración de que la posición del psicoanálisis respecto de la ciencia intervendrá en el destino del psicoanalisis es necesario revisar que es lo que dejamos dicho al hacer referencia a la ciencia. Se usa a la ciencia y se la rechaza: Interroguemos el inconveniente de esta posición.
Recordemos algunos fragmentos de las conferencias de Lacan en EE. UU, conferencias de las que podemos extraer una enseñanza por su contenido y con su estilo.
En uno de los párrafos de estas Conferencias hace referencia a cómo nace el psicoanálisis, diciendo que nace de la medicina y que no es una ciencia. Textualmente dice Lacan: "Freud decía que hacía ciencia pero él hizo una suerte de construcción. Estaba en vías de la producción de una cierta práctica, que puede ser caracterizada como la última flor de la medicina. Esa última flor encontró refugio aquí, porque la medicina tenía tan numerosos modos de operar, un repertorio previo a su ejecución, reglados como papel para música, que ella debía tropezar con el hecho de que había síntomas que no tenían que ver con el cuerpo sino sólo con el hecho de que el ser hablante estaba afligido, afectado, mortificado por el lenguaje". Lo que hace síntoma, que coincide con la estructura, es la mortificación, es decir, esta posición del lenguaje mortificando. Dice que Freud en relación a los síntomas, habla del sentido o la significación, más que de su causa. Esto viene a través de una pregunta, y él contesta: "Esto es precisamente lo que ha introducido Freud. Es por ello que yo destaco la cuestión de la lectura que Freud hace en ese sentido. Lo que es divertido es que eso no se logre, que siempre hay algo de sorpresa, precisamente porque nosotros pensamos que la ciencia sólo tiene que ver con lo real. Pero lo real, tal como nosotros hablamos de lo real -con lo cual lo diferencia de lo real de la ciencia- está completamente desprovisto de sentido. A eso llamo lo real -a lo que está absolutamente desprovisto de sentido-. Podemos estar satisfechos, estar seguros que tratamos algo real sólo cuando ya no hay ningún sentido en juego, cualquiera que sea. No hay sentido porque no es con palabras que escribimos lo real. lo real, lo escribimos con letras. Las construcciones lógicas he dicho que las considero psicóticas (por eso soy un psicótico)". Hace varias intervenciones en relación a la ciencia, y dice: "Hasta el momento todo lo que ha sido producido como ciencia es no verbal, es decir, se maneja con letras". Habla del estatuto en la ciencia de Galileo, De Newton, como que a partir de allí contamos con la ciencia moderna. "La ciencia es lo que se sostiene en su relación a lo real gracias al uso de letras". Y dice respecto del camino de formalización del psicoanálisis: "Las fórmulas son una tentativa de imitar a la ciencia, pues creo que la ciencia sólo puede comenzar así. La ciencia es lo que se sostiene en relación a lo real gracias al uso de letritas". Le preguntan sobre este camino de la matemización, y contesta: "Yo no he dicho matematizar todo, sino comenzar a aislar un mínimo matematizable". Dejemos dicho que el real de la ciencia es el número y el real del psicoanálisis lo real del inconsciente.
Retomando la consideración de que se usa a la ciencia y se la rechaza, pues a menudo hay una enunciación de rechazo en los trabajos psicoanalíticos, preguntemosnos: ¿Qué decir de los gadgets y la sexualidad en este siglo?
Lo que se escribe en la ciencia es respecto del goce del Otro por eso vuelve, y vuelve de la mano de la ciencia, es decir: vuelve feroz. Digamos que no hay manera de sustraerse a los ideales ya sea que tomemos como punto de partida el goce del Otro o lo que la cultura transporta del goce del Otro. La ciencia escribe un goce, el más feroz. No se puede no pasar por la cultura por lo tanto no hay modo de no confrontar con el goce del Otro qué la ciencia usa y reproduce.
Resulta de interés recordar que Freud tenia una posición donde, por un lado, promueve a la ciencia ya que quizo introducir al psicoanálisis como una de las especialidades de la ciencia médica. Recordemos que al mismo tiempo junto con esto, hace pasar a la sexualidad como noción al campo de la ciencia. Es decir Freud junta la sexualidad y la ciencia por ejemplo con la ciencia de los sueños y del inconsciente. Dice Lacan en otra conferencia: "La sexualidad freudiana tuvo a bien presentar que en lo que tiene que ver con el sexo siempre hay algo errado. El yerro mismo puede ser definido como lo que es sexual en todo acto humano. Freud ha indicado perfectamente que un acto fallido tiene siempre que ver con el sexo. El acto fallido por excelencia es el acto sexual".
Resulta de interés recorrer la antedicha operación freudiana para interrogarnos acerca de cual es el punto de separación que se ha producido en la época actual.
La sexualidad es uno de los campos más sintomatizados en este siglo. La sexualidad y la ciencia están más cerca que nunca y la sexualidad mas sintomatizada que nunca. Digamos que lo que se ha sintomatizado es el goce del Otro, es decir lo que la ciencia pone, no lo que el amo pone. Es necesario ganarlo para el camino hacia la constitución del síntoma en análisis, es decir singularizarlo ya que los goces que impone la ciencia son masivos, estos goces vienen de una pura escritura: la escritura de la ciencia. La ciencia con un sujeto forcluído va hacia la masificación vía el discurso capitalista. Aún cuando la ciencia impone un goce o por el hecho de imponerlo deja a las personas desprovistas del goce propio no está claro que haya otro camino. Entonces digamos que lo que la ciencia pone es necesario sintomatizarlo, singularizarlo.
Hay una permanente referencia a los gadgets como objetos producidos por la tecnología derivada de la ciencia. Nunca hemos estado tan rodeados de tantos objetos como en este siglo. Es interesante hacer referencia que dichos gadgets no provienen del goce fálico sino del goce del Otro e implican una acumulación de goce, un máximo fracaso del plus de gozar. Pero asimismo es importante ubicar que hacen funcionar un equivalente del plus de gozar. Ubiquemos al plus de gozar como un goce en mas que anota un goce en menos, es decir respecto del goce que es necesario que no. Hay una paradoja de la época actual con la intermediación de los ideales a través de estos objetos que –no anotan menos como el plus de gozar– tienen el estatuto de señuelos, nada impide que la vida se prenda de estos señuelos.
Los ideales, la cultura y la ciencia en el siglo encuentran un anclaje. Los ideales ocultan y muestran a que se engancha la vida.
Tenemos que contar con que a veces el goce del Otro hace estragos. Pero también tenemos que contar con que la vida ya optó por lo ciencia, no hay modo ya de deshacer esto por lo tanto tenemos que decir que el futuro del psicoanálisis depende de lo que hagamos con la alianza de la ciencia y la vida, alianza que parece es irreversible.
Ya la vida y la sexualidad no se reproducen sin los productos de la ciencia. La vida se prendió de la ciencia, no hay más que seguirla a la vida. Digamos que pasó con la reproducción. Estamos acostumbrados a referirnos a como la ciencia interviene en la reproducción, por ejemplo en la reproducción asistida. Pero consideramos que tanto la reproducción asistida es efecto de la ciencia como que tenemos que considerar también que la vida se prendió a la ciencia.
La vida no quiere deshacerse de la ciencia, hay un enlace irreversible por ejemplo también con los gadgets. Estos no son meros testimonios del fracaso del plus de gozar, estos objetos tienen una función auxiliar de la causa que no puede suprimirse ya.
La alianza de la ciencia y la vida hace que haya formas supletorias de la causa. La vida se deja engañar siempre y en todo terreno. La vida va más a lo que se parece a la causa que a la causa misma. Hay aquí una diferencia respecto de lo real, una relación a lo imposible. La relación la determina la estructura del goce del Otro, esto no es accidental.
La ciencia también sale de la vida y la vida vuelve a mantenerse por los gadgets aunque tenga que soportar que se les imponga los goces masificantes del consumo, no los singulares.
Recordemos que la pulsión de muerte es el modo que tiene la vida de entrar.
La vida participa de las palabras y de lo que está fuera de las palabras. La ciencia como goce del Otro está fuera de las palabras pero también participa de las palabras. Hay un cruce entre el fuera del lenguaje de la vida y el fuera de las palabras de la ciencia. Interroguemos el cruce entre la escritura de la ciencia y la escritura respecto de la vida, es decir lo que está por fuera de la palabra de la vida y por fuera de la palabra de la ciencia.
Para concluir reiteremos que no se puede no pasar por la cultura, no hay modo de no confrontarnos con el goce del Otro, no hay modo de no confrontarnos con los ideales.
Ubiquemos que para el hombre de este siglo en vez del destino en la cultura, destino en el sentido de designio están los objetivos del mercado. Mas que rechazar a la ciencia –que sería quedarnos sin destino– resulta de interés que nos ocupemos de interrogar el modo canibalístico que toma el mercado en éste momento. Tomando en cuenta también que el hecho de que la ciencia a través del mercado impone goce no deja de ser una cuestión de la cual debemos ocuparnos los psicoanalistas.


* Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP) – Miembro de la Escuela de la Orientación Lacaniana (EOL – Argentina)
Texto autorizado por la autora para su publicación en www.hipermodernidad.blogspot.com

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